jueves, 6 de diciembre de 2018

Nunca tropezarás con los límites



A menudo cuando pensamos en el infinito lo hacemos imaginando grandes escenarios que escapan de nuestro limitado campo de visión o entendimiento. Pero el infinito también existe en la minimización de las cosas y en saber admirar y valorar la infinita belleza de lo que es pequeño, de todo lo que valga la pena para disfrutar de esta vida nuestra. Creo que el infinito se concentra precisamente en eso, en lo pequeño, en los detalles que nos hacen vivir y sentir todo con mayor intensidad.

Hoy que estamos tan acostumbrados a fotografiarlo todo para después compartirlo como demostración de que tenemos vida social, creo que lo que hacemos sin darnos cuenta es intentar atrapar pequeños momentos infinitos que nos han llenado de contenido la inmediatez: un atardecer bonito, un sonido que nos recordó a nuestra infancia, un buen vino compartido con amigos o una reunión en la que la risa fue la protagonista.

Pero lo importante y a la vez lo más infinito, es todo eso que nos solemos callar por prudencia, discreción, necesidad o pudor: eso realmente pequeño que nos llena el alma de cosas que nos transforman por dentro, nos ablandan en medio de la dura realidad y nos conmueven. Eso que no mostramos, eso que no contamos, eso que es solamente nuestro:

- La mirada cargada de años de tus padres cuando te hablan.
- El abrazo fuerte, lento y sin prisa de tu amigo cuando os necesitáis.
- La lágrima que te desborda por la mejilla cuando sientes una injusticia.
- La respiración cadenciosa de tu amante cuando compartes cama y ritmo.
- El olor que te hace cerrar los ojos recordando a quien quieres.
- La sonrisa recibiendo un regalo que crees inmerecido.
- Los dedos entrelazados con esa otra mano que no te deja estar solo.
- La empatía maravillosa con quien es capaz de contagiarte las risas y los bostezos.
- El buen trato recibido cuando menos lo esperabas.
- Ese sabor único de las comidas de tu casa.
- El mensaje que rebaja las pretensiones ajenas durante una pelea.
- Lo que le decimos silenciosamente a una imagen cuando tenemos nuestra fe depositada en aquello que representa.
- La valía de que llegue la palabra adecuada en el momento preciso.
- La sabiduría de perdonar las equivocaciones.
- La música que tarareas mientras conduces.
- El confort de vestirte con ropa limpia o nueva.
- La valentía de hacer esa llamada telefónica tan necesaria.
- El aire fresco en la cara cuando hemos tenido un día viciado.
- Un beso largo, lento, intenso, húmedo, sincero y exclusivo.
- La certidumbre intuitiva que se esconde detrás de un "lo sabía" confirmado.
- Ese café caliente cuando tienes el cuerpo cortado.
- El primer baño cuando llega el verano.
- Conducir sin rumbo, sin prisa y sin tener que dar explicaciones.
- Dejarse querer sin cortapisas.
- La satisfacción de sacar adelante algo que te costó mucho acometer.
- El miedo a la enfermedad de los tuyos.
- Una palabra que te hace erizar la piel.
- La frustración de no poder hacer más de lo que se hace.
- El cariño que se pone en los detalles que se preparan para los demas......

No hace falta buscar infinitos inabarcables para encontrar la belleza de lo desconocido, porque en nuestros 21 gramos de alma tenemos cientos, miles de ellos que la completan para hacernos mejores ante lo imprevisible.


David Bisbal, Greeicy - Perdón







Buenísimas tardes (casi ya) a todos querid@s y no tan querid@s,

Es jueves,

Y hacía mucho que no me pasaba por aquí, últimamente la vida me da para poco, creo que necesito días de más horas 😅

Hay personas que se van, y cuando vuelven tenemos una vida donde ya no caben. No es rencor, es el tiempo.

Disfrutar del puente.




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