miércoles, 3 de julio de 2013

Condicionante





Vivimos mucho más condicionados de lo que creemos. Para muchos la presión de la sociedad sigue siendo un obstáculo insalvable, porque formamos parte de esa sociedad que tiende a condenar el talento y el éxito ajenos.

Y es que la envidia paraliza el progreso por el miedo que genera no encajar con la opinión de la mayoría.

Uno de los mayores temores del ser humano es diferenciarse del resto y no ser aceptado. Solemos tomar decisiones o adoptamos comportamientos para evitar sobresalir, destacar o brillar en un grupo social determinado. Y también nos boicoteamos para no salir del camino trillado por el que transita la mayoría.

Muchos temen llamar la atención en exceso por miedo a que nuestras virtudes y logros ofendan a los demás.

Nuestro valor como personas no depende de lo mucho o lo poco que la gente nos valore.


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