Cruzando la acera

Últimamente no sé si estoy escogiendo muy bien mis lecturas. Ojo, lo que no quiere decir que no me haya gustado lo que voy leyendo, que me ha gustado y mucho. Es sólo que van sobre las relaciones de pareja, sobre encuentros, despedidas, reencuentros, amor correspondido, amor no correspondido, amores que terminan con punto y final... Y como decimos las chicas de vez en cuando, no tengo yo últimamente el chichi pa farolillos.

Todo son grandes historias de amor, en las que después de un montón de vicisitudes, éste triunfa. Y yo creo en eso, siempre he creído en eso. Me niego a creer en otra cosa. Sobre todo como cuando el otro día parada en un semáforo, vi cruzar a una pareja de ancianos. Mayores, pero juntos. Y entonces he pensado cómo habría sido envejecer de tu mano como iban ellos. Ella llevaba una muleta en el lado derecho, pero él no la soltaba del brazo izquierdo. Y he hecho una foto imaginaria de ese instante, de lo importante que es tener un sustento cuando las piernas empiezan a flaquear. ¿Y si envejezco sola? Nunca lo había pensado así. ¿Y sí finalmente la vida no pone a nadie a mi lado para que me dé la mano y me ayude a cruzar la calle? Y he sentido miedo. Por primera vez en todo este tiempo he sentido pánico a la soledad. No a ser independiente, no a estar sola, sino a la sensación de abandono. Y entonces el semáforo se ha puesto en verde.

Y me ha hecho plantearme como serás de mayor. Si estarás solo. Si tendrás hijos. Si encontrarás la horma de tu zapato, si te casarás una o varias veces, si serás fiel o andarás corriendo tras alguna atractiva mujer. Lo más importante, si serás feliz. Eso me iba preguntando a mí misma. Y, claro, no tengo forma de responderme a eso.

Así que, decididamente, tengo que cambiar lo que leo. Voy a volver a Osho creo. Me ayudará y no estaré haciendo quimeras románticas y que además me hacen daño porque voy construyéndome un mundo irreal, imaginario, que ya no existe.

Dicen que en el pasado hay mucho error, todo el error del mundo. En cambio, en el presente hay oportunidad. Y es a eso a lo que tengo que aferrarme. A las oportunidades.

Conclusión: empiezo leyendo Del sexo a la superconciencia, de Osho o A orillas del río piedra me senté y lloré, de Coehlo; y no estoy sola, de momento estoy inhabitada. 

Ahhhh!!! Y que además existen muchos más temas: la última receta de cocina, las últimas escapadas, la charla con las chicas, las dietas milagro, los maridos ajenos...

http://youtu.be/cJZMTcyqsYk (With Or Without You)