domingo, 4 de octubre de 2020

Cansancio


Mira que soy una tía fuerte, valiente y por encima de todo optimista y casi siempre con la sonrisa puesta, pero ya después de tantos meses empiezo a estar muy cansada, agotada más bien, más aún ahora que parece que en vez de avanzar, retrocedemos a marchas forzadas. Mascarillas, hidroalcohol, distancia y ahora más restricciones. Y yo cada vez entiendo menos de lo que está pasando y tengo más ganas que nunca de que todo vuelva a ser normal como era antes. Ganas locas de ver las caras de la gente con la que me cruzo a diario; de abrazar, tocar y besar a los que quiero sin miedo y sin que ellos lo sientan a su vez; de un concierto abarrotado de gente, saltando y cantando como locos; de una terraza hasta los topes sin tener que desinfectarnos antes, durante y después, y que ellos también tengan que hacerlo; de entrar tranquilamente a un supermercado y no pensar que en quien habrá tocado ese bote o esa caja antes que yo; y así un montón de cosas "tan normales"; pero sobre todo, lo que más me gustaría es dejar de escuchar la cantidad de gente que se contagia cada día, todos los días, los muchísimos que mueren cada día, todos los días, y que eso estemos como normalizándolo y dándolo por hecho y no lo asumamos como lo hacíamos en el mes de marzo, como una tragedia, que es lo que es al final. Que acabemos haciendo esto me da una inmensa tristeza y me cabrea a partes iguales. 

Yo desde mi profundo desconocimiento del tema, más allá del bombardeo diario en prensa y televisión, de luchas o intereses políticos para los que creo que no es el momento, no sé si las cosas se están haciendo mal, no sé si se pueden hacer mejor o de otra manera, pero lo que sí creo es que si algo se consigue la mayoría de las veces es desde la unión. Y así es como deberíamos estar ahora.

Los datos son los que son: a día de ayer, 789932 casos confirmados con PCR y 32086 fallecidos solo en nuestro país. Y el virus no muestra síntomas de remisión. En Europa, los nuevos casos semanales ya superan los que se registraron durante el primer pico de la pandemia. En España sigue ganando terreno. 

Crisis sanitaria y crisis económica sin precedentes de la que tardaremos en salir muchísimo tiempo. 

No sé que está ocurriendo en esta segunda oleada más allá de las preguntas que todos nos hacemos: ¿enfrentamiento políticos entre administraciones? ¿falta de responsabilidad ciudadana? ¿de recursos y personal sanitario? ¿por falta de previsión del gobierno o de las comunidades? Al final es un cóctel explosivo que en nuestro país ha terminado, valga la redundancia, explotando, y de una manera u otra, afectándonos a todos, ya sea porque la enfermedad ha pasado tan cerca que se ha llevado por delante a alguien muy querido; gente que se encuentra en un ERTE o directamente ha perdido sus trabajos y ahora no puede hacer frente a sus alquileres, hipotecas, etc.; el turismo para nuestro país que prácticamente vive de él...

Todos sabemos que esto antes o después pasará porque si algo está claro es que no hay nada que dure para siempre, pero mientras pasa, hay tantas personas y cosas que se está llevando por delante y tantísima gente pasándolo mal, que parece una pesadilla. 

Ya sé que últimamente somos monotema y que yo no soy distinta y ahora estoy hablando de lo mismo, pero es que ayer, cuando volvía a casa después de hacer unas compras, me sentí profundamente triste, cansada, furiosa, deseosa de que todo sea como antes y a la vez viéndolo aún tan lejos, que quería dejar plasmado mi sentimiento, para que nunca se me olvide porque creo que es importante tener memoria para ciertas cosas. 



Morir por vivir - Ricardo Arjona



Buenas tardes querid@s tod@s,

He decepcionado, herido, mentido, fallado. Me he enfadado y cansado. He llorado, pataleado, odiado. Pero a la vez también he querido, amado, sentido, he cuidado y curado, he compartido y soñado. Y eso es todo lo bueno que he hecho en mi vida. 

Es domingo, y no hay nada mejor después de una siesta que un café. 



















 

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