Fuiste tú: Selfies y narcisistas

Esta es una tara curiosa que echarle en cara a alguien ahora que el narcisismo es un rasgo cada vez más aceptado. Pero sin olvidar que estamos en un mundo que prefiere perdonar un pecado que perdonar a un pecador.

¿Partimos de la base de que un selfie es como poner un sello en el pasaporte? Es una prueba de que uno ha estado ahí. Y siempre han existido los autorretratos.

¿Se nos está yendo de las manos? No en vano el trastorno narcisista de la personalidad no es tan habitual como pensamos, hasta la fecha presentaba una baja prevalencia entre la población. Pero en este momento estamos en una sociedad que necesita mirarse en el espejo para reafirmarse una y otra vez. Me autoinculpo. Puede tener nuestro narcisismo otras expresiones, como la simbiosis entre exhibicionismo y voyerismo del reality show. Y, del mismo modo, nos hemos convertido en artistas del selfie.

Sea como sea, la diagnosis del trastorno narcisista es clara y meridiana: mezcla de pensamientos de grandiosidad y superlativa consideración de uno mismo, sed insaciable de admiración y carencia de empatía. Sin olvidar, por supuesto, ese sentimiento de que al narcisista el mundo le debe algo, más bien todo, por ser tan especial como es. Tercos pero al mismo tiempo encantadores, llenos de energía creativa y sobrados en el arte de venderse a sí mismos.

Además, jamás desaparecerá este trastorno, porque los que lo padecen practican el sexo constantemente, con lo que estadísticamente tienen más oportunidades de tener hijos.

A la hora de tratar con estas personas una debe mantener las expectativas bajas y apenas demandar atención. Por el contrario, hay que tener paciencia y estar dispuesta a escuchar al otro, encontrar la manera en que te escuche y reconozca tus logros aunque jamás obstaculices sus deseos y aspiraciones: los narcisistas no soportan la crítica.

Y si esto no funciona, sonríe. La foto saldrá mejor ;-)