Fuiste tú: 40 o más

Sin pelos en la lengua.

Sin miedo.

Con independencia, que se comporta como si pudiera enfrentarse a cualquier hombre, a cualquiera.

Natural.

Con seguridad.

Con una personalidad firme y enérgica...

...

Las mujeres encuentran su fuerza y su poder en su sexualidad, en su sensualidad interior, al ir envejeciendo y sintiéndose seguras. No deja de ser irónico que hayamos construido un mundo de la belleza alrededor de las que tienen 20 años, cuando no tienen ni puta idea de sabiduría, ni de qué va la vida, ni de lo que es haber tenido unas cuantas relaciones por debajo de la cintura, ni de haber sufrido malos momentos, de madurar desde el interior y de sentirse seguras consigo mismas, y de percibir el valor de quiénes son, no en función de un hombre o algo parecido.

Por eso me creo lo que todo el mundo dice que las mujeres llegan a su mejor momento a los 40. Por eso y por mi experiencia vital. Las mujeres se encuentran, nos encontramos en el mejor momento de nuestra sensualidad.

Yo ya no me entrego a la autocompasión y detesto que hubiese momentos en los que pude empezar a sentir lástima de mí misma. Ya no voy a permitirme ser nunca más víctima, asumiré la responsabilidad de mis decisiones y viviré tan audazmente como me sea posible.

No voy a obsesionarme más con el pasado, seguiré adelante con mi vida.

Algo que yo he repetido muchas veces es qué soy quién soy, no lo que los demás creen que soy. Y ese será el punto central de mi verdad, de saber quién soy en el fondo, lo que me permitirá no prestar demasiada atención a lo que la gente percibe de mí.

En general, no creo que la vida sea tan simple y tan feliz como algunos pretenden. Creo que siempre va a ser una lucha y hay que aferrarse a esos momentos en los que el mundo parece maravilloso en lugar de sombrío. Es necesario levantarse y seguir adelante con lo que hay. Cada vez estoy menos convencida de que la felicidad sea el objetivo. Intento hacer cosas que me agradan y lo máximo a lo que puedo esperar es ser feliz en términos generales. La vida me ha llevado en muchas direcciones y no todas ellas han sido buenas. Pero ahora me siento a gusto con lo que hay y estoy abierta y con ilusión por el día de mañana.

Soy una mala mujer...

Porque no me dejo, porque no me quiebro,

porque me sacudo las lágrimas

me acomodo el escote y sigo adelante,

por eso soy una mala mujer.

Porque no nací sumisa,

callada, quieta y frágil,

sino soberbia y estridente,

porque cuando llego se nota y

cuando me voy se siente.

Amar y que me amen es uno de los peligros que estoy dispuesta a correr siempre.

A partir de ahora, mirada a punto, sonrisa cargada y balas de respuesto, labios rojos para animar el gris del cielo, tacón, pelo suelto, actitud y ganas. Todo a punto.

Y me tiraré a la piscina dibujando una grácil pirueta en el aire digna de un 10 para los jurados más exigentes, y rezaré para que haya agua y piscina.

Así que voy a parafrasear un poema de Luis Ramiro "Se busca mujer", cambiando algunas cosas:

Se busca candidato a un buen desastre,

risueño, despistado y algo loco,

no quiero ni que planche ni sea sastre,

pero sí que tenga mil incendios en la boca.

No importa la edad ni la estatura,

ni el peso, ni el color o la belleza,

el caso es que le guste la aventura

y vuele cuando arrecie la pereza.

No pido demasiado, pido todo,

y "todo" nunca es mucho cuando hay ganas,

resumo requisitos necesarios:

Dos almas que se miren codo a codo,

tocar la luna todas las mañanas,

vivir la vida sólo en escenarios.

Eso sí, requisito imprescindible, otra cosa me parece totalmente insostenible, que tenga la actitud de aquellos que llegan a la conclusión de que la gente que se cruza en su camino, no es para "usar" y "tirar".