martes, 27 de septiembre de 2022

Varias veces después

 

¿Cómo se diferencia el deseo sexual de la fantasía?

Hazte estas dos preguntas: ¿puedo contarle a alguien lo que estoy pensando? y ¿lo llevaría a cabo?

Si las dos respuestas son negativas, si vamos a conservar ese relato en nuestra imaginación, se trata de una fantasía. Sí podemos contarlo porque nuestro orden moral nos lo permite, es un deseo. 

Las fantasías son sanas y una válvula de escape. Las fantasías suelen ser demasiado transgresoras como para contarse. Por eso no hay límites. Lo que pasa es que es inevitable que incluso nuestra imaginación esté influida por la moral. Y las mujeres tenemos una imaginación más sofisticada. 

Ahora se puede hablar y actuar con total libertad en cuanto a sexo, pero creo que hay un gran matiz entre liberación femenina y cambio social. 

Y hombres y mujeres deben trabajar mano a mano, no hay que mandar más que el otro, se trata de disfrutar juntos, porque el problema con el sexo es la exigencia. Tenemos que hablar del sexo como un valor y no como un problema. Hay que saber lo bueno y lo necesario que es. 

Y siempre tiene que ver con las normas sociales y la moral del sitio en el que crecemos y estamos educados. No hay un peso tan importante como el sentimiento de culpabilidad generado por un fervor religioso, como en nuestro país. Somos casi los únicos que hemos convertido la primera vez en algo tan sagrado que roza lo ridículo. Es absolutamente ridículo. Lo importante no es la primera vez: es la segunda, la tercera, la cuarta, la que tuvimos ayer...

Pero lo que veo no me gusta demasiado: hay más frustración, más estrés y más exigencia. Parece que hemos pasado de una sociedad reprimida a una hipersexualizada. Y pasar de un extremo a otro no es bueno. La búsqueda del placer de forma permanente, la exigencia de que seamos multiorgásmicas, de hacerlo cuantas más veces mejor, que el hombre tiene que aguantar más, de que además los dos tenemos que llegar al clímax a la vez, todo esto tiene consecuencias nefastas dentro de nuestras habitaciones.

Y en el sexo es mejor no pensar, ni pretender, ni exigir. No es un campeonato, ni hacer gimnasia, ni que pongamos en práctica todas las posturas del Kamasutra. Tenemos que disfrutar y ya. Pero estamos demasiado obsesionados por disfrutar, y si algo sale mal, en el sexo, o incluso en el amor, dejamos de esforzarnos. Vivimos en una sociedad de usar y tirar, en una gran vitrina. Tenemos tantas posibilidades, que nunca tenemos suficiente. En cuestión de sexo o en cuestión de parejas: si una mujer tiene las tetas un poco caídas, habrá otra que las tenga más grandes o más bonitas; y si un hombre tiene barriga cervecera, ya habrá otro que tenga tableta de chocolate. 

No interesa el amor, interesa el enamoramiento. Parece que interesa que probemos y cambiemos, no las relaciones a largo plazo. 


Mi calma y tu ansiedad - Fonambulista





Buenisímos días querid@s y no tan querid@s,

Es martes,

Tener un crush es de primero de esperanza.

¿Café? Marchando uno con leche de soja, dos de azúcar y una sonrisa para llevar. 


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