martes, 1 de noviembre de 2022

Predicciones de futuro para mi yo del pasado

 

Es igual como haya sido el amor, de mucho o poco tiempo, intenso o calmado, con final previsible o tempestuoso. De repente estás ahí, en el desamor, y lloras y te duele, o sientes vacío en la boca del estómago. Descubres que quizás tienes la culpa del calentamiento global, de la muerte de Manolete y de no haberlo hecho mejor. Quizás bebas y te drogues para olvidar o para llorar lo vivido (no te quedes ahí mucho tiempo). Tratarás de no notar su ausencia. Sentirás tristeza y el mundo será un lugar ajeno a ti. 

Entonces notas el pulso en el vientre, como si el vacío hiciera eco, y ya no tienes empatía contigo misma, el corazón te pide explicaciones y te lanzas a vivir de nuevo creyendo que así será más rápido. Comienzas a comparar, a buscar gestos, sonrisas, pieles, a contar lunares que no coinciden en número, a acariciar tatuajes que no están en el mismo lugar que tus manos recuerdan. Puede incluso que llames a alguien por otro nombre. Y entonces, algún día, entiendes que no estás olvidando. Quizá estabas solapando puntos de sutura. 

Así que empiezas de nuevo. Piensas en escribir, en volver a oír su voz, borras su número pero lo recuerdas, y lo grabas de nuevo. Lo buscas en la calle, o en su estado de whatsapp, te angustias y te sientes gilipollas. El mundo conspira contra ti y puede que llegues a odiar la felicidad. 

No entenderás cómo puede la gente admirar las nubes si sólo tapan el sol y querrás gritar cuando tus amigos te pregunten cómo lo llevas (agradece siempre que estén). Sonreirás para no preocuparlos creyendo que tienes todo bajo control y leerás un libro de crímenes horrendos. Querrás irte con una ONG a salvar el mundo, porque lo tuyo no es tan grave. Te sentirás rara cuando de nuevo tengas sexo, y lo tendrás mucho con muchos o quizá nada con nadie. 

Volverás a equivocarte y tendrás que empezar de nuevo: comerás o no, leerás, harás deporte o vivirás en el sofá. Y en todas las ocasiones, o poco a poco, comenzarás a recordar el final, las cosas que ya no funcionaban y que pasaste por alto, incluso puede que veas cosas que antes no habías visto. Quizá comiences a entender algo, quizá te crees más confusiones. Escucharás canciones tristes, muy tristes, y llorarás con sus letras. Verás películas de amor y finales infelices o de sangre o puede que todo junto (que también las hay) y un día, cuando creas que Javier Krahe es el mejor letrista, mirarás tus pies y dirás: ya toqué fondo. 

Y así, poco a poco, casi sin darte cuenta tardarás en recordar esa voz, no llorarás alguna noche. Dejarás de odiarte. Vas a cambiar, créeme: adelgazarás o engordarás, cometerás locuras de las que no se pueden contar a los hijos/nietos, saldrás mucho y/o no saldrás nada, seguirás mintiendo a tu alrededor fingiendo que no pasa nada. Te pondrás ropa nueva o cambiarás el peinado. 

Sentenciarás sobre el amor como si solo tú lo conocieras y dirás que es lo mejor y lo peor, sonreirás con indulgencia al ver otras parejas pero no dejarás de mirarlas. Todo eso lo harás porque te estás curando. Seguirás llorando de improviso, seguirás sintiendo lástima por todo lo que pudo haber sido. Hasta que comiences a comprender.

Y un día de repente estarás serena, de verdad, sentirás la calma tras la tormenta, saldrá el sol. Quizá al principio te sientas rara o no entiendas qué sucede. Tranquila, es que ya pasó. Es que está pasando. Y estarás lista para empezar de nuevo. Y lo harás. Descubrirás nuevas personas en medio de tanta gente y volverás a reír. Recuperarás tus espacios y tus películas, volverás a cantar a Love of Lesbian a voz en grito, sentirás otra vez el corazón latiendo, querrás besar y saber todo de alguien. 

Volverás a vivir todo esto de nuevo, lo bueno y lo malo. Una y otra vez. 

Dicen que no se aprende apenas nada en el desamor, pero no es verdad. Yo aprendí a perdonarme. 


Bajo el volcán - Love of Lesbian




Buenísimos días querid@s y no tan querid@s,

Es martes,

Recuerda que hay dos tipos de personas: las que te escriben cuando se aburren y las que te echan de menos cuando lo están pasando bien. 




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